Rafael Orozco dejó una inmensa huella musical en el folclor vallenato

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

La noche del jueves 11 de junio de 1992, hace 33 años, se cerró en Barranquilla el ciclo de vida del cantante Rafael José Orozco Maestre, quien nació en Becerril, Cesar, el miércoles 24 de marzo de 1954, en el hogar conformado por Rafael Orozco Fernández y Cristina Maestre Cuello.

Siendo jovencito en su pueblo se ganaba la vida vendiendo agua que recogía del río Maracas, utilizando como compañero a su burro ‘El ñato’. En medio de esa faena escuchaba vallenatos y soñaba con llegar a ser cantante, lográndolo años después.

Precisamente, corrían los días finales del mes de octubre de 1974 cuando Rafael José Orozco Maestre, apareció en un concurso de voces realizado en la semana cultural del Colegio Nacional Loperena de Valledupar. Esa vez ganó y se tomó la mayor confianza para emprender su carrera musical al lado del acordeonero Luciano Poveda, con quien se presentó en distintos pueblos de la geografía costeña.

La primera presentación fue en el corregimiento de Sempegua, municipio de Chimichagua, donde lo contrató Andrés Lobo, el dueño de la caseta ‘El trasmallo’, y dueño del picot más grande de la región, quien supo de Rafael Orozco a través de un amigo cercano.

Los artistas fueron contratados, y con el grupo viajaron seis horas en un bus de Cootracegua desde Valledupar hasta llegar a Chimichagua, donde tomaron una chalupa para cruzar la ciénaga de Zapatosa, finalizando el recorrido en aquel pueblo de pescadores.

Rafael Orozco luego de recibir la bienvenida y a pesar del cansancio del viaje, tomó la vocería, convocando un partido de fútbol que concluyó en una pequeña discusión por un supuesto penal que no pitó el árbitro Cianci Hernández Méndez, quien pasado el tiempo afirmó que no hubo falta a pesar del reclamo airado del cantante. “Vea, si esa tarde hubiera expulsado a Rafael Orozco, hoy fuera famoso”, anotó.

 

Primera grabación

El primer peldaño importante de Rafael Orozco fue grabar en 1975 su primera producción musical titulada ‘Adelante’ al lado del acordeonero Emilio Oviedo Corrales, quien al respecto señaló “A Rafael lo conocí por casualidad en Aguachica, donde había ido con el gobernador del Cesar de ese entonces Manuel Germán Cuello, a la inauguración de unas obras y como es natural se formó la parranda. En el camino me la pasé tocando, cantando y como era una carretera muy mala, llegué afectado de la garganta, debido a la polvareda”.

Siguió trayendo los recuerdos a su memoria. “En esos días se llevaba a cabo una feria en esa población del sur del Cesar, y estando en la parranda se apareció Rafael Orozco, un muchacho delgado y cabellón. Él me dijo que me ayudaba a cantar. Acepté y de inmediato quedé sorprendido con su voz. Me gustó el estilo, su afinación, su brillo y que tenía unas caídas bien suaves y llamativas”. Enseguida lo contactó y Rafael Orozco le comentó que andaba con el acordeonero Julio de la Ossa, pero no tenía ningún compromiso.

De esa manera comenzó el proceso de lo que sería su primera grabación para el sello Codiscos donde aparecieron las siguientes canciones: ‘Cariñito de mi vida’ (Diomedes Díaz), ‘El fiel amigo’ (Víctor Camarillo), ‘La Chimichagüera’ (Náfer Durán), ‘El conquistador’ (Álvaro Cabas), ‘Verdes jardines’ (Jaime Daza Molina), ‘Adelante’ (Leandro Díaz), ‘Costumbres regionales’ (Luciano Gullo Fragoso), ‘Recuerdos de mi abuelo’ (Carlos Araújo Cuello), ‘Mi orgullo’ (Fabio Zuleta Díaz), ‘El hombre mujeriego’ (Sergio Moya Molina) y ‘Mi mejor amigo’ (Tomás Alfonso ‘Poncho’ Zuleta).

No fue fácil llegar a ese momento de la grabación donde sobresalió la canción ‘Cariñito de mi vida’, de la autoría de Diomedes Díaz, a quien saludaron como ‘El Cacique de La Junta’. Así quedó bautizado.

Respecto a ese hecho musical Emilio Oviedo, dijo. “Lograr grabar en la ciudad de Medellín con Rafael Orozco, fue sumamente difícil porque en el vallenato primaban las voces fuertes y él tenía una voz suave, melódica, bien definida. Pocos en esa ocasión creyeron, pero me la jugué y el tiempo me otorgó la razón porque se truncó aquella idea que el vallenato debía solamente interpretarse con voces robustas, caso Jorge Oñate o Poncho Zuleta”, expresó Emilio Oviedo, quien grabó una segunda producción con Rafael Orozco, titulada, ‘Con sentimiento’ hasta que de común acuerdo se separaron.

En ese momento Rafael Orozco entró a conformar con el acordeonero Israel Romero la agrupación Binomio de Oro, la cual le entregó los más grandes éxitos en su carrera artística. En total grabaron 19 discos.

Finalmente, Emilio Oviedo aseveró. “Con ese éxito y disciplina musical que tenía Rafael Orozco, en este momento fuera el mejor, porque el vallenato ahora corre de acuerdo al estilo que lo identificó, y que lo tenía en el mejor lugar”.

Por todas partes continúan escuchándose las canciones que con pasión interpretó Rafael Orozco, y su legado está vigente en la música vallenata. Además, en la plaza de su pueblo Becerril, se instaló un monumento para honrar su memoria. Muy bien lo señaló el periodista Fabio Poveda Márquez. “A Rafael Orozco, le adelantaron la inmortalidad”.

Definitivamente Rafael Orozco tuvo la virtud de hacer soñar a sus seguidores con los ojos abiertos, amar con el corazón paseándose por todos los sentimientos, construir esperanzas que dictaba su voz y andar por las aventuras de la vida.

Rafael Orozco con su voz no dejó que el silencio le ganara la partida, pudiendo viajar por el horizonte inmenso donde deleitó los oídos del mundo vallenato. Además, enseñó la más grande terapia para los románticos soñadores.

 

Hace 58 años nació el libro ‘Cien años de soledad’, un vallenato de 350 páginas

-Todo sucedió en Buenos aires, Argentina, el martes 30 de mayo de 1967 por encargo de la editorial Sudamericana-

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

“Cien años de soledad es un vallenato de 350 páginas”, así lo definió Gabriel García Márquez, cuando le indagaron sobre la base estructural de su gran obra literaria. Enseguida añadió. “En ‘Cien años de soledad’ soy un escritor realista, porque en América Latina todo es real. Asumir nuestra realidad puede dar algo nuevo a la literatura”.

La declaración de Gabo al ponerle letras a su libro, en vez de notas de acordeón, sirvió para que el mundo se sentara a leerlo, y descubriera muchos detalles inéditos de un folclor que en el Caribe colombiano le dieron vida a hombres descalzos y que iban de pueblo en pueblo cantando un acontecimiento.

El comienzo de todo se dio cuando Gabo le dijo a su esposa Mercedes Barcha: “Encontré el tono. Voy a narrar la historia con la misma cara de palo con que mi abuela me contaba hechos fantásticos, partiendo de aquella tarde en que el niño es llevado por su padre a conocer el hielo”.

Al poco tiempo notificó a su mujer que mientras estuviera encerrado escribiendo en su casa de México, se ocupara de todo sin molestarlo. Y ella cumplió. No lo molestó durante 18 meses hasta que nació el hijo mayor de las letras colombianas que terminó su impresión el martes 30 de mayo de 1967 por encargo de la editorial Sudamericana de Buenos Aires, Argentina.

Seis días después comenzó su venta con ocho mil ejemplares y a la fecha tiene más de 50 millones de copias y ha sido traducido a 49 idiomas. El titulo del libro, cuya portada hizo la diseñadora argentina Iris Pagano, apareció en el último párrafo después de dar vueltas por el mamotreto de hojas: “En el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a ‘Cien años de soledad’, no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra”.

El amor de Gabo por el vallenato era igual a sus letras y lo definió en una memorable frase: “No sé que tiene el acordeón de comunicativo que cuando lo escuchamos se nos arruga el sentimiento”.

También quedó en el registro histórico cuando el 10 de diciembre de 1982 una delegación vallenata lo acompañó a recibir en Estocolmo el Premio Nobel de Literatura. Estuvieron Consuelo Araujonoguera, Rafael Escalona, Poncho y Emiliano Zuleta, Pablo López y Pedro García.

Canción al Nobel

De aquel viaje queda el relato de Consuelo Araujonoguera, quien en su libro ‘Escalona, el hombre y el mito’, indicó que le había pedido al maestro que hiciera un canto vallenato a ese suceso que traspasó las fronteras. Escalona le respondió que no hacía cantos por encargo, pero sin embargo al llegar de Estocolmo la inspiración lo visitó y solamente “le bastó un repaso somero a dos de las mejores obras literarias de Gabriel García Márquez, para sintetizarlas en el merengue llamado ‘El vallenato Nobel’, que luego sería interpretado por los Hermanos Zuleta”.

 

Cuatro meses y 20 días después de Gabo haber recibido el Premio Nobel de Literatura vino a Valledupar a oficiar como jurado del Festival de la Leyenda Vallenata y se encontró de frente con los recuerdos de la historia familiar de los Buendía, eje central de su libro. En el evento estaba participando Julio César Rojas Buendía, quien a la postre se coronó como Rey Vallenato, gracias a sus dotes de excelente acordeonero. De igual manera, en el 33º Festival de la Leyenda Vallenata, año 2000, se le rindió el más grande homenaje al Nobel de Literatura.

La magia de Macondo

 

‘Cien años de soledad’, definitivamente es una parranda de letras que al sonar del acordeón se convirtieron en frases que le dieron la vuelta al mundo, gracias a la magia de Macondo. O mejor continuar con la frase del propio Gabriel García Márquez: “En cualquier lugar en que estuvieran recordarán siempre que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera”. Y remató diciendo: “Uno no se muere cuando debe, sino cuando puede, y el secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”.

La intención de Gabriel García Márquez, por enterarse de lo que estaban haciendo los acordeoneros, cajeros, guacharaqueros, compositores, cantantes y verseadores, era poner de manifiesto su interés y devoción por ese folclor que amaba. Además, el haberlo incluido en sus novelas dándole una visión universal que lo convirtieron en un verdadero y grandioso baluarte que logró llamar la atención de la gente más apartada del planeta, enterándola sobre la música vallenata.

…Y a la vuelta de la esquina triunfó Gabo con ese vallenato con la mayor cantidad de letras reunidas en 590 cuartillas y que tituló: ‘Cien años de soledad’, donde en la página 23 narra. “Meses después volvió ‘Francisco El Hombre’, un anciano trotamundos de casi 200 años que pasaba con frecuencia por Macondo divulgando las canciones compuestas por él mismo. En ellas, ‘Francisco El Hombre’ relataba con detalles minuciosos las noticias ocurridas en los pueblos de su itinerario, desde Manaure hasta los confines de la ciénaga, de modo que, si alguien tenía un recado que mandar o un acontecimiento que divulgar, le pagaba dos centavos para que lo incluyera en su repertorio”.

 

Omar Geles comenzó con la canción ‘Te esperaré’, hasta ‘Lo que vivió mamá’

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

En el año 1986 Omar Antonio Geles Suárez, compuso su primera canción siendo la causa principal un dolor muy grande en su corazón, producto de la tristeza porque a su ‘Mona linda’ (Liliana Carrillo), la habían enviado a estudiar al exterior, exactamente a Londres, capital de Inglaterra. Entonces, sabiendo que ella estaba lejos, le regaló una canción que terminó siendo su primer éxito.

Por eso con el alma en la mano, cantó. “Ay, si ésta es la verdad por qué voy a negarla. Estoy enamorado de unos ojos bellos. Primera vez que me entrego con toda el alma, y no puedo ocultarlo; es verdad que te quiero”. Así fue el comienzo de una carrera musical que sumó 38 años.

La canción titulada ‘Te esperaré’, quien inicialmente apareció como autor su hermano Juan Manuel Geles, la grabó al lado del cantante Miguel Morales. “Mi mona linda, pero yo te esperaré, aunque esperar me cueste, tú te lo mereces yo te esperaré”.

Desde muy niño Omar Geles tuvo a su lado la estrella que iluminaba su vida. Nunca negó de donde venía y el esfuerzo constante para salir adelante. Entretanto, primó la sabiduría en sus propias canciones para poder contar los destellos del amor y sus aventuras arropadas con la versatilidad de su musa.

El día de la entrevista, con su amabilidad característica se sentó a narrar su vida y obra musical. “Nunca me preparé para superar los años de mi carrera. Todo se debió a la pasión que tengo por la música y eso es vital para vencer los obstáculos que han sido muchos, pero siempre he estado agarrado de la mano de Dios”.

Desde que compuso su primera canción no hubo año en que no pusiera a sonar en las estaciones radiales al menos un éxito, teniendo la virtud de componer canciones para el cantante tradicional hasta llegar al más moderno. Entre el listado de sus canciones sobresale ‘Los caminos de la vida’, la misma que ha sonado en los lugares menos pensados del mundo. Toda una proeza musical difícil de igualar.

En esa canción arropó todos los sentimientos centrando su pensamiento en las dificultades que le trazó la vida y el deseo de cuidar a una madre noble y buena, quien luchó para sacarlo adelante, así el camino estuviera lleno de espinas. El secreto se basó en creer, teniendo de esta manera la mitad de la vía despejada.

El legado

En aquel diálogo pensó cuando le tocara despedirse de la vida. “Quiero dejar un legado de enseñanza a los jóvenes para que se inclinen por hacer música. Me gustaría que me recuerden más por la pasión que le tengo a la música, que por los éxitos y resultados que he obtenido que son muchos, uno de ellos ser Rey Vallenato en el año 1989”.

Enseguida recalcó. “Le agradezco mucho a Dios por mi carrera porque soy una persona que no estudió poesía o leyó libros. Con lo poquito que aprendí en el colegio me inspiro para seguir escribiendo canciones y he tenido la aceptación total”.

Omar Geles no solamente tocó el acordeón, como lo mandó Diomedes Díaz en aquella célebre presentación, sino dejó explicado que la inspiración solamente requiere que le den trabajo para girar en el cerebro, y enseguida producir cantos parecidos a ostias musicales.

Él tuvo la virtud, desde una palabra comenzar a construir una canción y si había una historia le ponía el libreto preciso, para que diera las mejores vueltas por el mundo vallenato. Todo era posible cuando se agarraba de sus vivencias, sentimientos y podía maniobrar entre la realidad del acontecimiento. Además, para componer tenía la virtud de mover el tiempo de su vida sin mirar las horas. Mejor, aprovechaba el momento para romper las sombras y alcanzar la imagen ideal.

A Omar Geles el tiempo nunca le alcanzaba para contar los hechos que desencadenaron en canciones, porque en el mismo instante anotaba algo y era el comienzo de todo. Siempre recalcaba que lo suyo era pasión. Algo así como un eco que venía del infinito para poder soñar despierto.

“Desde que conocí el acordeón me encariñé con su sonido y a la par comencé a cantar esos temas de los juglares que nos marcaron el camino del folclor. Después, llegó mi etapa de compositor donde sobresalí. También me incliné por ser cantante y pude triunfar”, anotó.

 

Genio de la composición

Era un genio para componer y tenía su mejor letra y sentido musical porque provenía de la realidad, donde el corazón palpitaba sin pausa, para por ejemplo poder cantar con emoción. ¿Y cómo le pago a mi Dios? ¿Cómo le pago yo, por tenerte a mi lado? ¿Cómo le agradezco yo, sí lo que ahora me dio nunca me lo había dado?

Aquella canción ‘Te esperaré fue el comienzo de la carrera musical de Omar Geles, quien entregó los mejores frutos en corto plazo. Ahora, se añoran esos recuerdos donde las miradas son lejanas, pero con fe se aguarda cada mañana para que sus cantos permanezcan prendidos en el alma vallenata.

Precisamente, 11 días antes de Omar Geles despedirse de la vida, hecho que sucedió el 21 de mayo de 2024, había lanzado la canción ‘Lo que vivió mamá’, un testimonio lleno de amor para dos mujeres. La autora de sus días Hilda Suárez, y su esposa Maren García. Al comienzo de la canción, dijo. “Esto es para tí mamá y para tí compañera de mi vida”. Al escuchar esa obra musical las lágrimas se presentaron, logrando que la tristeza estuviera en primera fila y el dolor no pudiera esconderse en la soledad.

La música vallenata sigue girando, pero el recuerdo de Omar Geles ha quedado estampado en cada corazón que supo de las notas de su acordeón, y sus cientos de canciones untadas de realidades. Ante su ausencia no se puede pintar el mundo con mil colores, porque todo está en blanco y negro.

El baile de Silvestre Dangond apenas comienza

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

El artista Silvestre Francisco Dangond Corrales nunca pensó aquella noche del 16 de julio de 2002, cuando se presentó en el corregimiento del Carmen, municipio de El Paso, Cesar, siendo dejado casi solo que con el paso del tiempo iba a llegar tan lejos gracias a su talento, carisma y capacidad musical.

Entonces, después de tantos malabares y de poner su voz a dar vueltas en distintos escenarios ganando reconocimientos, como tres Premios Grammy Latino, regresa tomado de la mano del acordeonero Juancho de la Espriella, el mismo que hace 10 años andaba por otro camino. Se encontraron y grabaron la producción musical ‘El último baile’ con canciones untadas de antología, dulzura, amor y felicidad.

Precisamente esas canciones comenzaron a escucharse en una fecha especial, el pasado 12 de mayo, día del cumpleaños de Silvestre Dangond. Él, vez de recibir regalos entregó su corazón envuelto en notas de acordeón y donde continúan desfilando 13 canciones con mensajes nacidos del alma de distintos compositores.

Este nuevo recuentro Juan Mario de la Espriella lo definió de la siguiente manera. “El recuentro era soñado por millones de seguidores y gracias a Dios se cumplió en el momento preciso. Nosotros, primero en la grabación nos dimos gusto, sabiendo que llegaría directo al corazón de todos. La alegría es grande y lo merecíamos por todo lo que hicimos en años anteriores donde grabamos siete producciones musicales. Esto es una obra de arte musical por todo el proceso creativo”.

 

Propósito emocional

En medio de los sentimientos encontrados donde el corazón no pidió permiso y el pensamiento se tomó entre las manos, Silvestre Dangond con una sonrisa que se repetía a cada instante, confesó. “Con los deseos del corazón nunca se pelea porque siempre perdemos. De verdad, esta producción musical con Juancho de la Espriella, a quien agradezco, no competirá con ninguna. Su propósito es emocional, genuino y se entrega para que todos la disfruten con el alma. Se hizo durante siete meses en un ambiente intimo e irrepetible”.

La gran sorpresa entre las canciones grabadas, exactamente el merengue ‘Secreto raro’ de la autoría de Luis Enrique Martínez, es la invitación de Silvestre Dangond a su señor padre William José ‘El palomo’ Dangond Baquero, para que lo acompaña en el canto.

El legendario cantante al indagarlo se quedó corto de palabras y las lágrimas sin detenerse hicieron un recorrido por sus mejillas. “Le sigo agradeciendo a Dios por todo, y más a mi hijo Silvestre al convocarme a cantar. Siempre ha tenido mi respaldo porque es la continuidad de mi carrera musical y con todos los honores. Muchas gracias al Silvestrismo”.

Las luchas de Silvestre

Todo comenzó el 28 de febrero de 2022 cuando Silvestre Dangond grabó su primera producción musical ‘Tanto para ti, al lado del acordeonero Román López, sabiendo con su voz descifrar el rompecabezas que le pusieron los compositores y cuya fijación estaba en graficar los acontecimientos cotidianos donde no existía ninguna tregua y el amor tampoco encontraba el cielo. Eran metáforas expresando la eternidad del sentimiento estando el camino bendecido.

En ese campo el artista urumitero se desenvolvió como pez en el agua, saliendo victorioso porque interpretó el sentimiento popular, ese que se la pasa dándole vueltas a la vida sin rumbo fijo, pero que tiene la virtud de causar las alegrías o las tristezas en el tiempo justo.

En artista no quiso regresarse a ese lejano ayer, sino que anotó muy convencido. “Quiero seguir viviendo los momentos que me regala la vida al lado de todos y cantando lo que me gusta. Más ahora, cuando veo el agradecimiento general a lo que hago. Eso sí, teniendo a Dios en primer lugar. Dios es mi guía, mi amparo y mi fortaleza. Con Dios todo es posible”.

Todo lo resumió en seguir viviendo el presente, dedicado a su arte, llevando alegrías a distintas partes del mundo y complaciendo a esos miles de seguidores que hacen parte de su entorno artístico. “El silvestrismo es mi motor de vida, mi aliento de todos los días y los que nunca me abandonan”.

A Silvestre Dangond, el hijo de William José Dangond Baquero y Dellys Corrales Rojas, lo caracteriza su sinceridad y recuerda la insistencia de sus padres para que fuera arquitecto, pero en el camino de la vida el canto le construyó la mejor maqueta. De esta manera, graficó su obra musical en una sola frase. “Eso es lo que se vive, piensa y siente”.

Ahora se dedica esencialmente a contar los días cuando se volverá a encontrar con sus seguidores. Claro, teniendo los mejores trazos bordados con hilos de color rojo, el propio del Silvestrismo. Esos mismos que se reflejan en cada paso del artista que un día salió de su tierra Urumita, La Guajira, para elevar en lo más alto la cometa del folclor. Esa misma que hoy vuela guiada por los vientos que soplan en sentido favorable hasta caer en la pista de las mejores añoranzas.

Definitivamente, el anunciado baile apenas comienza y se hará sentir en el Parque de la Leyenda Vallenata ‘Consuelo Araujonoguera’ de Valledupar, durante los días 30, 31 de mayo y primero de junio de 2025, donde la historia musical de Silvestre Dangond volverá a hacerse sentir cuando su voz despierte todos los sentidos para llenarse de plena felicidad. Después, el corazón galopará hasta cuando cierren el acto de ‘El último baile’ y todos a voz en cuello digan. “Gracias Silvestre Dangond”.

 

Iván Zuleta, el pequeño valiente del acordeón que se convirtió en Rey Vallenato

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

Iván Zuleta Barros es flaco, bajito, pero con el corazón más grande para amar el vallenato raizal gracias a su dinastía. Es una máquina para hablar con claridad, y más ahora cuando alcanzó el máximo honor de ser Rey Vallenato, teniendo la mayoría de canciones pertenecientes a su abuelo Emiliano Antonio Zuleta Baquero, el mismo de la canción ‘La gota fría’, quien le marcó el camino para tocar el acordeón y versear.

Es así como durante seis meses construyó su ilusión de ser el Rey Vallenato del 58° Festival de la Leyenda Vallenata en homenaje al maestro Omar Geles, teniendo como aliados a sus compañeros Widinson Enrique Arias Martínez, en la caja y Jaider David Daza Bolaño, en la guacharaca. Todo comenzó el martes cinco de noviembre de 2024.

En ese sentido fijó el pensamiento en su abuelo Emiliano Zuleta Baquero, quien fue un verdadero gladiador viviendo de competencia en competencia y se enfrentó a Lorenzo Morales, Toño Salas, Juancho Polo Valencia y Francisco ‘Chico’ Bolaño. También buscó sus canciones, algunas de ellas las utilizó en la competencia festivalera.

De esta manera, dentro del repertorio de más de 40 canciones preparadas, en la final para enfrentar a sus cinco contrincantes Javier Rodrigo Álvarez Orozco, Edgardo Alonso Bolaño Gnecco, Jairo Andrés de la Ossa Otero, Omar Alberto Hernández Brochero y Camilo Andrés Molina Luna, optó por interpretar el paseo, ‘El Gallo viejo’ y el merengue ‘La Pule’, ambos de Emiliano Zuleta Baquero; el son ‘María Jesús’, de Antonio ‘El negro’ Llerena y la puya, ‘A la dinastía Zuleta’ de su autoría.

Iván Zuleta con la emoción a todo galope, le dedicó su triunfo a Consuelo Araujonoguera, ‘La Cacica’, quien en Valledupar les abrió el mayor espacio a los acordeoneros con la creación del Festival de la Leyenda Vallenata en el año 1968. Ese que muchos llamaron “Embeleco”, pero ella desde el cielo sigue cantando victoria.

Así mismo señaló. “Tuve seis meses de preparación, de sudor, de sacrificios, luchas y esfuerzo que valieron la pena. La palabra dice que Dios premia al que se esfuerza y es valiente. Eso hice yo, al lado de mis compañeros veteranos en finales del Festival de la Leyenda Vallenata, a quienes les agradezco por estar a mi lado y por sus consejos”.

 

Sin dejar de hablar, recalcó. “No quiero ser un Rey Vallenato del montón que tiene la corona en una gaveta y no aparece más. Me encargaré de defender el vallenato raizal, ese que marcó Alejo Durán, Calixto Ochoa, ‘Colacho’ Mendoza, Luis Enrique Martínez y Miguel López, Alfredo Gutiérrez, Náfer Durán y ‘Chema’ Ramos, entre otros. También dedicarme a obras sociales que deber ser el propósito de un Rey Vallenato”.

Durante el diálogo insistió que se sostuvo hasta el final con el vallenato tradicional, poniendo como ejemplo a los Reyes Vallenatos Alejo Durán y Alberto ‘Beto’ Rada. “Dos maestros que cuando se presentaron en el Festival de la Leyenda Vallenata, sentaron cátedra como se toca una puya y un son. Eso no se inventa y no hay que correr para ganar tocando el acordeón. Por eso defendí lo raizal y gané. Lo que viene ahora es conformar mi propia agrupación musical y haré un casting para escoger al cantante”.

Anhelado triunfo

Definitivamente Iván Zuleta Barros, fue un pequeño valiente del acordeón que se aventuró a ir en busca del triunfo anhelado de ser Rey Vallenato Profesional. Antes, había sido Rey Infantil y Rey Aficionado en los años 1988 y 1994, respectivamente.

Lo logró y se cumplió lo indicado por la Biblia en San Mateo Capítulo 20, Versículo 16, donde señala que los últimos serán los primeros. A él por orden alfabético le correspondió cerrar la competencia en los distintos escenarios, y sus seguidores lo esperaron para verlo tocar su acordeón y cumplir su sueño que había aplazado por varios años.

Ante esta verdad, indicó que le había cambiado la vida porque ya no era lo mismo ver llegar a cualquier lugar al acordeonero, sino que tenía el rango de Rey Vallenato. “Esa es otra cosa porque la corona tiene un alto valor nacional e internacional. Ahora, es que viene lo mejor y tengo toda la disposición para servir”.

Iván no se cansa de contar sobre lo que pasó antes, durante y después del Festival de la Leyenda Vallenata, donde se graduó como acordeonero y rindió homenaje a la dinastía Zuleta. También, entre esas añoranzas apareció un verso que le dedicó Diomedes Díaz, ‘El Cacique de La Junta’, en la época cuando era el acordeonero de su conjunto. “Oye Iván tu bien sabéis, siendo yo también un buen muchacho, que usted es el próximo rey, del Festival Vallenato”. Iván en aquella ocasión le respondió. “Diomedes también sabéis que te lo voy a cantá, y el Long Play se vá llamá, El Cacique con el Rey”.

En medio de la emoción por el memorable triunfo la noche del tres de mayo de 2025, recordó que su primer acordeón se lo regaló Alberto ‘Beto’ Villa. Así mismo, regaló un verso que define todo, pero antes anotó que no tiene intención de concursar en Piquería Mayor, porque solamente la tiene como afición.

Yo les dí con el carey, y el pueblo me amaba tanto, y aquí está cantando el Rey, del Festival Vallenato”. No había a otra opción, sino que Iván Zuleta, el hijo de Urumita, La Guajira, el consentido de sus padres Fabio Zuleta y Denia ‘Ñeña’ Barros, colgara ese recuerdo en su alma, para dar lugar a que los sentimientos le hicieran juego a la memoria. Entonces pudo meditar sobre las horas felices compartidas donde el silencio hasta se inspiraba.

 

Este es el cuadro de reyes del 58 Festival de la Leyenda Vallenata

ACORDEÓN INFANTIL
1. John Emiliano Olmos Prieto
2. César David Pestana Álvarez
3. Manzur Aljure Mosquera

ACORDEÓN JUVENIL
1. Santiago David Oñate Quintero
2. Samuel Arzuaga Robles
3. Santiago Alberto Diez Arévalo

ACORDEÓN AFICIONADO
1. Gregorio Javier Gutiérrez
2. Juan Sebastián López Pereira
3. Juan Manuel Martínez Figueroa

ACORDEÓN PROFESIONAL
1. Iván Zuleta
2. Jairo Andrés De La Ossa Otero
3. Camilo Andrés Molina Luna.

ACORDEONERA MENOR
1. María José Pérez
2. Laura Patricia Moreno Ortega
3. Sara Valentina Mora Mangones

REINA MAYOR
1. Heinis Yulieht Gulfo Palma
2. Miriam Katherine Méndez Guerra
3. Jenifer Mercedes Aragón García

REY PIQUERIA MENOR
1. Julio César Hoyos Olmos
2. Calianys Ángeles Guanipa Álvarez
3. Joseph Julián Arcos Delgado

PIQUERIA MAYOR
1. Julio Andrés Gil Barrios
2. Starlin Periñán
3. Leimer Javier Cárdenas

CANCIÓN INÉDITA
1. Vallenato y carnaval- paseo – Michael Alexander García
2. Caminando entre gigantes – paseo – Dagoberto Orozco
3. Bendito Valle – paseo – Esteban Nieto Berrocal

Piloneras Mayores

1.- Fundación artística Nabusimake

2.- El Pilón De Migue

3.-  Río Luna

Piloneras Juveniles

1.- Los caminos de la vida

2.- Institución educativa Nacional Loperena

3.- Pilón Joseumar

Piloneras Infantiles

1.- Hogar del Niño

2.- Los pequeños del balcón

3.- Piloneritos Colsafa